¿SOSTENIBILIDAD?: ¡UN JUEGO DE NIÑOS!

Mondo lanza BioBall, la primera pelota creada a partir de una nueva fórmula BIO, verde y sostenible que sustituye el 50% del plástico normalmente utilizado por un nuevo material derivado de vegetales y proveniente de fuentes renovables. Con el objetivo de incidir en la educación de las nuevas generaciones, convertirlos así en adultos más concienciados y de paso implementar un cambio real y efectivo en la industria juguetera – una de las que más utiliza los materiales plásticos – Mondo pone el foco en los niños. Ellos serán ellos quienes afronten el futuro y con iniciativas como esta pueden convertirse en los más fervientes defensores del medio ambiente y, además, enseñar nuevos aspectos a los mayores.

La nueva BioBall es la única pelota fabricada con una innovadora fórmula libre de ftalatos que remplaza el 50% de las materias primas de origen fósil con un nuevo material vegetal proveniente de fuentes naturales. Las propiedades intrínsecas del producto no solo lo convierten en la primera pelota verde, sino que contribuye a mejorar su flexibilidad y, en consecuencia, su valor de juego. Disponible en varios modelos, la nueva BioBall(s) ha sido enviada a Estados Unidos para medir su nivel de Carbono 14 en Beta Analytic (Maryland) y ha recibido el título “OK Bio-Based” por TÜV Austria, la organización europea líder en certificación orgánica que garantiza la alta calidad de la renovabilidad de las materias primas utilizadas.

El grupo multinacional, con más de 70 años de experiencia en la industria juguetera, ha realizado fuertes inversiones en investigación y desarrollo, comprometiéndose activamente para encontrar soluciones útiles y concretas que sustituyan los materiales plásticos con opciones medioambientalmente sostenibles. Los nuevos proyectos, por tanto, además de tener un impacto positivo en las emisiones de CO2, reduciéndolas en más de 2000 toneladas, también representa completamente la nueva política corporativa de Mondo, que establece objetivos serios de sostenibilidad medioambiental con el propósito de reducir el desperdicio y reutilizarlo como materia prima, así como mejorar la eficiencia energética y reducir los gases de efecto invernadero (GEI). El mensaje que Mondo desea comunicar a través de estos productos y su elección es el respeto por la naturaleza: un compromiso real para efectivamente contribuir a la concienciación, crecimiento y educación de las nuevas generaciones para ayudar a los niños del presente a convertirse en adultos más concienciados en el mañana.

El uso del contenedor amarillo creció un 8,5% y el del azul bajó 0,3% en un 2020 marcado por la pandemia

A pesar de la excepcionalidad vivida durante gran parte del 2020 y que continúa en la actualidad como consecuencia de la Covid-19, el reciclaje de envases volvió a consolidarse un año más como una práctica medioambiental muy extendida en la sociedad española.

Así se desprende de los datos de participación ciudadana proporcionados por las 8.000 entidades locales de toda España a Ecoembes, la organización ambiental sin ánimo de lucro encargada de la gestión de los envases domésticos ligeros.

Estas cifras confirman el crecimiento, un año más, en la cantidad de estos residuos que los ciudadanos depositaron en el contenedor amarillo (destinado a envases de plástico, latas y briks) y, de forma excepcional, un ligero descenso en el contenedor azul (papel y cartón).

En este sentido, cada ciudadano depositó 18,6 kg de residuos – un 8,5% más respecto al año anterior – en los 388.174 contenedores amarillos destinados a los envases domésticos de plástico, metal y brik – que los ciudadanos tienen a su disposición. Una cantidad que, durante los últimos cinco años, se ha incrementado un 41% y que refleja el creciente compromiso ciudadano con el reciclaje de estos envases.  Pero hay que seguir reforzando y sensibilizando para afinar la separación que los ciudadanos hacen en sus hogares, ya que de los kilos que cada ciudadano depositó en el contenedor amarillo, 5,3 kg fueron de residuos que no están destinados a este contenedor, es decir, que no son envases.

 

Por su parte, cada ciudadano depositó 19,3 kg de papel y cartón en los 229.594 contenedores azules que hay situados en la vía pública, un 0,3% menos que en 2019. Una caída marcada por la excepcional coyuntura vivida durante 2020, durante la que se ha producido una caída del uso del papel y cartón debido a una menor actividad comercial. De hecho, y a pesar de esta caída puntual, en los últimos cinco años, la cantidad depositada en los contenedores azules ha aumentado un 24,6%. Cabe destacar que, en estos contenedores, además de envases domésticos de papel y cartón, se depositan otros residuos, como el papel y el cartón comerciales y las revistas.

En total, gracias al esfuerzo y compromiso de la sociedad, en 2020 se entregaron a instalaciones recicladoras homologadas un total de 1.490.283 toneladas de envases domésticos para su posterior reciclaje, un 1% menos que el año anterior.

Atendiendo al tipo de material, 616.282 toneladas recuperadas fueron a envases domésticos de plástico; 249.231 toneladas envases domésticos metálicos –como latas de conservas o refrescos; 617.333 toneladas papel y cartón; y 7.435 toneladas madera.

Gracias a estos datos, se evitó en 2020 la emisión de 1,67 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, cantidad que equivale a lo que emiten las calefacciones de 800.000 personas (la población de la provincia de Tarragona) durante un año. Asimismo, se ahorraron 20,29 millones de m3 de agua y 6,37 millones de Mwh de energía.