Decenas de jefes de Estado y de Gobierno, organizaciones ambientales, empresarios, científicos, etc… se darán cita en esta cumbre, pero no estarán los dirigentes de aquellos países que precisamente son los que más contaminación producen, una nota negativa que no pasa desapercibida.
Pese a eso, más de 25.000 representantes de 200 países se reunirán en la Cumbre del Clima para alcanzar acuerdos y compromisos entre naciones para combatir los efectos del cambio climático.
Este evento que llega precedido de la resolución del Parlamento Europeo declarando la «emergencia climática» en todo el continente y de un manifiesto en el que más de 11.000 científicos de todo el mundo alertaron de su «obligación moral de advertir a la humanidad» sobre la «emergencia climática» que encaramos y que traerá «un sufrimiento humano sin par».
Una emergencia global ante la que plantearon seis objetivos urgentes:
- reformar el sector energético,
- reducir los contaminantes de corta duración
- restablecer los ecosistemas
- optimizar el sistema de alimentación
- establecer una economía libre de dióxido de carbono y una población humana estable
El tiempo apremia y la cumbre del clima de Madrid tiene que comenzar a apuntalar soluciones.
El plan previsto incluye cerrar el reglamento de desarrollo del Acuerdo de París contra el calentamiento global, a aplicar durante la próxima década en sustitución del plan nacido en Kioto; incrementar el número de naciones que se comprometen a elevar sus planes de recorte de emisiones de efecto invernadero y ser lugar de encuentro para expertos y fondeadero de los últimos informes climáticos.
«Esta cumbre debe ser el trampolín que la emergencia climática necesita. Necesitamos cambios muy profundos en el transporte, la agricultura… Necesitamos valentía, transparencia, financiación, un análisis de los impactos económicos y una apuesta por sectores emergentes que tienen cabida en el acuerdo de París», defiende Tatiana Nuño, responsable de la campaña de Cambio Climático de Greenpeace.